LA BICICLETA y MOCHILA • VIDA con PROPÓSITO

A cada uno, Dios nos regaló el aliento de VIDA y un CUERPO para recorrer un camino; camino en el cual descubrimos nuestro PROPÓSITO.

Entonces, la vida, el cuerpo y el propósito se pueden comparar a un viaje con bicicleta y mochila. Antes de emprender el viaje, aprendemos a correr la bicicleta con rueditas de soporte, hasta que cumplen su función.

Esto se asemeja a la ayuda de papá, mamá o familiares de crianza.A medida que crecemos, vamos cambiando el tamaño de la bicicleta, hasta que tenemos la medida correcta, acorde a nuestra estatura, y el equipamiento correcto en nuestra mochila para continuar el viaje.

Eso viene siendo la madurez adquirida, fe, dones, talentos, capacitación y todo el aprendizaje que nos lleva al propósito definido.En el recorrido, personas se cruzarán en el camino y seguirán su rumbo; otras nos acompañarán en largos tramos del mismo, pero luego seguirán sus propios rumbos; y algunas (por no decir pocas) nos acompañarán hasta el final del camino.

En la ruta, habrá pausas para descansar, alimentarnos, reparar la bicicleta y abastecer la mochila. Cada cual hace el recorrido desde su propia bicicleta y con su propia mochila; entiéndase, su propia vida, recursos y propósito, que dan el impulso y sentido para seguir.

Debemos tener claro que, ya sea que recorramos tramos solos o acompañados, lo importante es recorrer la ruta sin descuidar y perder nuestra esencia. Cuidarnos con AMOR PROPIO.

Recuerda: Nadie decide la ruta a seguir, sólo nosotros; y nadie conoce nuestro futuro, sólo Dios. Si confiamos en Él, nada será imposible, dentro de su voluntad. ¿Y tu bici? ¿Cómo está? Un abrazo de fe.

– Ps. Danny Albelo, ThDr.